miércoles, 27 de junio de 2007

Mujer-dios

Un libro lleva a otro y a otro, lleva a la inquietud del alma.
Este año el Código da Vinci ha sido el libro más polémico y pedido en todas las bibliotecas, en la mía por supuesto no podía ser la excepción pero no lo tenía y las listas de espera en las bibliotecas públicas era muy larga para esperarlo. Nunca había regresado a la cárcel con las manos vacías. Tenía que conseguirlo.
En la biblioteca pública Aurelia Viera había entablado una muy buena relación con mis usuarios.
Allí había comentado que me interesaba leer el Código pero que no tenía acceso a él, y grande fue mi sorpresa cuando a la semana siguiente una usuaria, junto con el libro que debía devolver, trajo el Código da Vinci.
_ Tomá te lo presto y tenés un mes para leerlo.
Lo leí en una semana y luego pensé, como haré para entrar a Cabildo con ese libro sin que me lo vean ya que si eso sucediera todos querrían leerlo y cómo haría para decir que no.
Decidí forrarlo y lo entré como cualquier libro cuando, vi a la chica que lo quería le dije:
_Tomá tenés quince días, cuidálo
Sin cruzar casi saludo con sus compañeras se fue a su celda y ya no supe de ella.
A partir de ese día cada dos noches la llamaba para saber como le estaba yendo con su lectura.
Cada llamada era una anécdota, un cuento. “Me fui corriendo a mi celda pedí que nadie me moleste y me acosté a leerlo, cuando lo dejaba de leer lo ponía debajo del colchón”
“Ayer P. me preguntó que estaba leyendo que me tenía tan concentrada y apartada del resto, lo bueno de estar presa es que podés decir ¡que te importa! Y nadie ofenderse, pero a P. le molestaba la luz, además a las diez de la noche pasa la guardia y te hace apagar todo, me las ingenié para poner la portátil cubierta con la sábana y así poder leer hasta tarde, al otro día casi me sancionan, no había forma de despertarme”
“Llegué a una parte que no entendí, creo que vas a tener que conseguirme algo que me explique estas cosas”
“¿Vos creés en Dios?”
“Yo no puedo creer esto, ¿realmente pasó esto?, si ya se que es una novela pero… hay cosas que son de verdad, ahora, ¿habrá sido así?”
Llegó el día quince.
Ella entró con esa sonrisa que ilumina todo, alegre deportiva, con unas galletas de chocolate, de esas que me gustan a mi y con el Código bajo el brazo.
_ ¿Y, me porte bien?, revisalo
_ ¿Que te pareció?
_ No se que decir, el libro está muy bueno y obvio que Dios es mujer
_ ¿Te pareció eso?
Y aquí comenzó un diálogo donde las demás chicas intervinieron, evitamos hablar de EL LIBRO, pero se generó toda una polémica, quizás de las más ricas de las que he participado en cualquier ámbito, la mujer, su rol, sus funciones sociales, el ser madre, el ser esposa, las exigencias de una sociedad machista y ser mujer en prisión, esto último algo tan difícil de explicar.

De las que estábamos ahí solo dos habíamos leído el Código pero fue suficiente para ver cuántas inquietudes se transforman en un diálogo, una discusión que fortalece. La mujer suele, no solidarizarse sino, corporativizarse, “nosotras somos así” y no creo que esta situación pueda negarse.
Tener un hijo, una familia, una pareja o una pequeña esperanza, ellas no se quedan quietas, muy pocas presas están sin actividad, siempre hay algo para hace y saber, ellas creen que por el solo hecho de ser mujer ya se tiene una ventaja.
La charla, la discusión derivó en la búsqueda de otra literatura que satisficiera esos vacíos, esos baches, esas inquietudes, la mujer en prisión, convenimos en que leamos lo que leamos el tema de la libertad y de la grandeza del género no podíamos medirlo, agotarlo, explicarlo, solo sabíamos como mujeres que estar ahí, como presas, como funcionarias, como civiles colaborando era algo, por descarte, necesario. Las unas para purgar la culpa de la sociedad, las otras para justificar la existencia de un edificio que encierra personas, las últimas para acompañarlas en el camino de la liberación.
Ese día nos recomendamos leer diferentes autores, prestigiosos, mediáticos o populares, pero creo que la mejor recomendación estuvo, esa noche, a orillas de las almohada.

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