lunes, 26 de noviembre de 2007

PROYECTO DE BIBLIOTECAS EN CÁRCELES SE EXTENDERÁ A TODOS LOS CENTROS DEL PAÍS




Comunidad p29 Miércoles, 21 de noviembre, 2007 - AÑO 8 - Nº2736


HOY REABRE LA BIBLIOTECA DEL CENTRO NACIONAL DE REHABILITACION


Proyecto de bibliotecas en cárceles se extenderá a todos los centros del país


* La biblioteca del CNR reabrirá hoy, como parte de un plan que pretende fomentar la cultura y la educación dentro del sistema carcelario. La educación en cárceles viene en aumento, y ya son 41 los docentes que trabajan en todo el país con este fin. A su vez, se planea efectivizar en las cárceles el plan de alfabetización para adultos "En el País de Varela: Yo Sí Puedo" y seguir incorporando actividades educativas y recreativas.
Reabre biblioteca del CNR.
Hoy a las 15.00 horas, con la presencia del director de la Biblioteca Nacional, Tomás de Mattos, y del comisionado parlamentario Álvaro Garcé, se realizará la reapertura de la biblioteca del Centro Nacional de Rehabilitación (CNR).
El objetivo es que la experiencia de las bibliotecas especiales "se extienda a todo el país", dijo a LA REPUBLICA De Mattos al ser consultado sobre este programa que comenzó a sembrarse durante el año 2006 y ya tiene sus frutos en distintos centros carcelarios de Montevideo y Canelones.
La licenciada Liana González Liesegang, coordinadora del Sistema Nacional de Bibliotecas Populares y Carcelarias, es la encargada de llevarlo adelante. Concurre semanalmente al Comcar, la cárcel de mujeres de Canelones y el CNR para trabajar con los reclusos en la instalación de las bibliotecas.
El acuerdo que se firmó entre la Dirección Nacional de Cárceles, la Biblioteca Nacional y la dirección de Educación del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), a través de su Plan de Lectura, tiene su primera concreción en el CNR y apunta a consolidar un proyecto de "bibliotecas populares especiales".
El director de la Biblioteca Nacional informó que el mismo proyecto está siendo trabajado para que pueda ser inaugurado en todas las cárceles del país. Para eso se convocará a "una recolección masiva de libros".

Ampliación

A principios de este año, una vez realizado el primer censo nacional del nivel educativo de la población carcelaria, se llegó a la conclusión de que una de sus necesidades primarias es "mejorar la oferta educativa" y lograr que en cada centro de reclusión del interior del país hubiera por lo menos un maestro.
El Área de Jóvenes y Adultos de la ANEP designó -teniendo en cuenta el espacio físico de los centros de carcelarios y herramientas de trabajo- más profesores de taller para que trabajen con los reclusos. A la vez, se integraron nuevas actividades deportivas y educativas. "Hemos integrado el ajedrez, que es un deporte maravilloso", dijo Felipe Machín, director del Área de Jóvenes y Adultos de la ANEP.
Para avanzar en el trabajo con reclusos, el 26 de marzo se realizó el "Primer encuentro de docentes del programa de educación de jóvenes y adultos que trabajan en cárceles". Allí participaron docentes de Montevideo, San José y Canelones. Actualmente se desempeñan unos 41 docentes en las 26 cárceles de todo el país. Hace tan solo tres años, esta cifra no alcanzaba la decena. La incorporación de nuevas actividades se acompaña con la incorporación de más docentes.
"Los reclusos también deben tener su espacio de esparcimiento, pero sin olvidar que es necesario que estudien", expresó Machín, ya que este aspecto es "parte de su rehabilitación", enfatizó.

Programa
El Programa de Educación de Jóvenes y Adultos (PEJA) atiende a jóvenes y adultos mayores de 15 años de edad. Se trata de "un área pedagógica específica" que se orienta a la educación integral de los jóvenes y adultos, para que "se proyecten como ciudadanos de su época" y desarrollen "una personalidad reflexiva, crítica y responsable" y la capacidad de potenciar sus vínculos sociales, familiares, con sus pares y con su entorno social, explicó Machín. La educación en cárceles integra este plan.
"El PEJA se dirige a esa población excluida del Sistema de Educación Básica", dijo el jerarca. A modo de ejemplo, el plan se aplica a la población que se encuentra en el último quintil de ingresos. Tal es el caso de los beneficiarios del Panes, la población carcelaria y la que vive en asentamientos. Además de la alfabetización inicial se incluyen acciones "que ayuden a elevar el nivel educativo de la población (post-alfabetización)".
"El PEJA propone desarrollar conocimientos, habilidades y actitudes como sujetos de derechos, críticos y responsables, a través de la reinserción en el sistema educativo formal y en el mundo del trabajo", declaró Machín.
Los programas que se aplican a través del PEJA brindan un servicio de certificación de estudios donde se evalúan los aprendizajes. A su vez, el plan permite a los adultos que hayan interrumpido sus estudios y deseen retomarlos realizar una prueba de acreditación a través de la cual aprueben sus estudios primarios. *

lunes, 12 de noviembre de 2007

Entre las rejas se cuelan muchas cosas

Con Horacio habíamos planificado hacer un ejercicio literario que consiste en ir eligiendo medio al azar una serie de palabras, y luego se escribe un texto que las contenga. Aunque, a la vez, habíamos planificado no planificar mucho, pues la idea era también dejarnos encontrar con las muchachas y con el lugar. O más bien dejarnos perder…
Al final, desde el principio, nos conquistó el encuentro y la alegría de ellas por ser miradas y escuchadas. Leídas.
Intentaré jugar yo, en este peculiar texto, con frases y palabras, y dejar salir lo que creo fue una experiencia única, a partir de fragmentos de imágenes y sensaciones que aún no puedo ordenar.

Risas:
Una de las cosas que no esperaba era reírme. Y nos reímos mucho.
Paradoja:
Una de las presas (que no conocimos pues no participó del encuentro) siente que ese lugar es su libertad. Es que del otro lado de las rejas había para ella un lugar aún más encerrado y violento, de esos que existen, en distintos grados, en las casas menos sospechadas.
Lectura:
La lectura fue uno de los nucleadores de la charla. Los libros de la biblioteca, prolijamente ordenados, como parte de los elementos más destacados de la sala, los comentarios de los libros que leyeron, que les gustaron o que les aburrieron, la lectura de un pequeño cuento de Cortázar, los géneros literarios que más nos gusta leer, en fin, ¿será porque estábamos en una biblioteca?
Sorpresa:
Una de las muchachas trajo un cuaderno en donde tenía escritos varios textos de ella. Nos leyó dos de ellos y nos sorprendió su calidad literaria.
Rabia:
Intelectual y emocional. Eso es lo que me pasa cuando pienso en nuestro sistema carcelario, en la situación de abandono a la que se someten muchas personas, y más rabia cuando se escucha y se ve la necesidad y las ganas de hacer cosas, de trabajar, de producir, tanto del lado de los presos, como de muchas iniciativas que se crean para generar oportunidades de desarrollo y estímulo de estas personas y que, al no encontrar apoyo institucional, es difícil sostener tales iniciativas.
Mejor no saber:
El tema de por qué estaban cada una allí. Algunos casos fueron revelados, pero otros no. La línea es delicada: entre la curiosidad, los sentimientos, los valores, los prejuicios, entre la culpa y el estigma, lo que se dice y lo que se piensa, lo que uno cree que el otro cree, no sé, nada era explícito, pero esa cuestión sobrevoló todo el tiempo. Por lo menos a mí. Lo que entendí era que mejor no saber, lo que importa y tiene sentido es ese intercambio y esa confusión para producir cosas y para aprender con otros, siempre diferentes a uno.
Colores:
Lo primero que me llamó la atención fue el colorido. Había como unos ladrillos rojos y un montón de ropa colgada de diversos colores. Yo esperaba un lugar lúgubre y sombrío. No sé por qué esperaba eso, si es un lugar que alberga vidas…
Rostros duros:
A parte de las muchachas con las que compartimos todo ese rato había otras, más o menos cercanas al grupo nuestro, a quienes no pude descifrar sus gestos. Algunos rostros me impresionaron por su dureza. Aunque ahora recuerdo que dos de las muchachas dijeron que ese lugar las había vuelto más duras.
Escenas misteriosas:
Grupos de dos o más mujeres en el patio cuchicheando, calladas, o en torno a un teléfono haciendo algo raro. Escenas difusas que tampoco pude descifrar y que cuelan lo otro de la cárcel que no vimos.
“De la cárcel lo más lindo”:
Esa frase nos quedó con Horacio, y la compartimos con Liana, cuando salimos. Por las cosas que nos contó Liana, y por lo que percibimos allí, la cárcel de Canelones es de las más “tranquilas”. Y ese encuentro, además, producía un clima especial en contraste con el día a día allí adentro (la angustia, el llanto, las depresiones, las situaciones violentas, en fin, de todo eso que también charlamos, pero no “vimos”).
Luna y esperanza:
Luna es una perrita negra muy simpática que nos acompañó un rato moviendo su cola todo el tiempo que estuvo con nosotros. Esperanza una gatita cachorra que chilló todo lo que pudo hasta conseguir lo que quería: tomar una mamadera en el regazo de una de las muchachas con la panza para arriba.
“¿Van a volver?”:
Tal pregunta se hizo sentir al final del encuentro. Eso queremos, pero también me pregunto: ¿no será mejor que no estén allí cuando regresemos?
Ojos vidriosos:
Así se los noté a una de las muchachas cuando volvió de hablar por teléfono con uno de sus hijos.
“Una sensación que me queda para toda la semana”:
Esta frase la dijo otra, también madre, quien contó que cada vez que sus hijos van a visitarla se entreveran los cuerpos como un nudo, se quedan abrazados y se dan besos, y ella intenta retener esa sensación hasta el próximo encuentro.
Café, mate y galletitas:
La merienda no se extrañó. La verdad es que ellas construyeron un encuentro amigable y fluido, calentito como el mate y el café, y dulce como las galletitas, casi no parecía una cárcel.
Casi:
En ese casi se cuelan muchas cosas. Las rejas no se veían pero se sentían. Las de ellas, en algunas frases, en algunos gestos, en su demanda. La mía, en mis prejuicios, mi impotencia, mi incertidumbre. ¿Para qué fui? Eso todavía no lo puedo responder. Supongo que muchas de ellas tampoco saben exactamente por qué están allí, o que otras prisiones afuera las llevaron a ésta. La delgada línea entre la libertad y la prisión es difícil de trazar. Y más débil aún si prestamos atención a que somos seres sensibles, emocionales, contradictorios, constituidos a partir de un afuera, nuestra sociedad, nuestra cultura, nuestro lenguaje, de ese lugar que es también el que nos empuja a dar pasos o saltos que no hubiéramos dado si hubiéramos estado en otras circunstancias, otros contextos. Y ese que nos empuja es también, paradójicamente, el que nos juzga.
La reja, pues, que nos separa de ellas es esa que nos abrieron para entrar al pabellón. Esa que está amurada en la abertura de una pared en la cárcel de Canelones. Quizás haya, también, otras rejas que nos unen o nos separan de otra manera, esas que no son tan fáciles de ver.
Y la libertad… nos apresó allí adentro, cuando la risa logró colarse por los barrotes.

Agradezco a Horacio por haberme invitado.
A Liana, también, y le sumo mis felicitaciones por el proyecto y por la honestidad y calidad con que trabaja.

Carina Infantozzi

domingo, 11 de noviembre de 2007

Más visitas al Pabellón...

Sábado 10 de noviembre, 14 y 30 en la terminal Río Branco y un sábado más de regalo al Pabellón, esperaba a 2 personas que no conocía pero ya me gustaban, iban a compartir unas horas de sus vidas con las muchachas de Canelones.
Ella, Carina Infantozzi, escribe cuentos, estudia Filosofía; él, Horacio Bernardo, escritor, 2 novelas en su haber (Libres y esclavos; El hombre perdido) y licenciado en Filosofía.
Y arrancamos. No pudimos hablar mucho en el camino y eso hasta fue bueno, llegamos al Pabellón y nos estaban esperando... dormidas como siempre!!!!, rapidito se levantaron y se juntaron en el taller, que es biblioteca, que es salón de visitas, que es todo lo que tienen como espacio para recibir.
Café, mate y galletitas y comenzó la charla.
Y esta parte la voy a dejar para publicar las apreciaciones que ellos tengan de lo que fue esa tarde en Canelones, en una cárcel de mujeres, de esas mujeres.
Yo solo quiero contar un detalle que observé de aquellas muchachas que siempre miran de afuera pero nunca intervienen, quizás no parezca interesante ni la gran cosa. Porque no estás vos ahí!!
Mientras Horacio hablaba con unas muchachas y Carina con otras yo miraba hacia la puerta y las caras de las que se acercan y se van. Esta vez pasé observando a las tres chicas que jugaban al Mario en la computadora. En un momento una de ellas tomó de la mesa la novela que Horacio regalaba a la biblioteca del Pabellón cuando ví que se acercó el libro a la cara, cerró los ojos, lo olió, pasó las hojas haciendo vientito contra ella y dibujaba una sonrisa silenciosa y profunda, le pasó el libro a sus compañeras de juegos que reptieron el acto casi místico y sagrado y las tres reaccionaron igual, solo mostrando vergüenza y respeto cuando vieron que las estaba mirando.
¿Por qué lo hicieron?, ¿verdad que está lindo preguntarse por qué y hallar las respuestas dentro de nuestras corazones?