miércoles, 27 de junio de 2007

Un encuentro con la libertad

No es fácil concluir un proyecto como este sabiendo exactamente que decir, ya que supongo, deberé aquí manifestar lo que realmente creo, lo que realmente siento.
Recuerdo la conclusión del Informe del año 2000 de Bibliotecas Especiales que escribimos con tanta precariedad y algo de desilusión.
En aquel citábamos a Walt Lessun cuando decía que ser bibliotecólogo de cárcel no es un trabajo fácil mas sí muy excitante, nunca aburrido, lleno de desafíos y realmente así lo parece luego de relatar estas tan pocas pero muy representativas experiencias, y la pregunta vuelve ¿será posible crear bibliotecas en nuestras cárceles y trabajar en ellas?.
Sí, se puede.
Es que solo se necesitan dos cosas, y a cual de ellas más importantes y ambas excluyentes entre sí, haber terminado la carrera y tener esas cualidades que tanto citan tantos autores.
Sin humildades, no todos pueden con este trabajo.
Yo no se trabajar con niños, yo no se trabajar con científicos, yo no se trabajar con artistas.
Descubrí que se trabajar con presos.
¿Me hace mejor?, no, solo me recuerda, solo te recuerda que todos estamos llamados a trabajar en distintas bibliotecas a cual de ellas más importante, a cual de ella más especial, porque te necesitan y nuestra profesión, más que técnica, es social.
Mi primera impresión hace cuatro años fue que era imposible. Hoy veo que es totalmente posible la única limitación es el dinero.
Aún no existe la figura del bibliotecólogo de cárcel contratado para ejercer su profesión allí.
He aprendido que nada será posible si no comenzamos a hacerlo imprescindible, y que nada se hará real si no lo haces tu mismo.
Lo usual es ser contratados e institucionalizados, lo práctico es ponerse en movimiento.
¿En cuantos lugares necesitan bibliotecólogos y no lo saben?
¿Cuánto campo hay para explorar?.
Hay un olor y una sensación al entrar a la cárcel, hay una impresión al ver a una persona detrás de las rejas con sus manos apretadas a los barrotes como queriendo romperlos.
Hay un dolor al ver a otra mujer caminar con los pies engrilletados y las manos esposadas, tus ojos, si se encuentran con los de ella, probablemente encuentren parte de tí aprisionado y queriendo decir muchas, tantas cosas.
La biblioteca queda al final del patio, para acceder a ella atraviesas algunas puertas y en su recorrido te persigue una parte de la vida de la cárcel, pero sobre todo te permite ver quien está sancionada.
Las llaves de la biblioteca están en la guardia 2 y siempre hay que esperar que te las den y mientras esperás podés mirar el número de presas que hay en la cartelera, sus fotografías y saber en que sector está cada una, así como enterarte quien está en el Vilardebó y cual de ellas sancionada.
En esa espera también ves quienes entran o salen de sus transitoria, de llevar a los niños a la escuela, o como revisan a las que regresan en un cuarto anexo a la guardia que a veces por algún descuido tiene la puerta abierta, trato nunca de mirar allí ya que la revisión incluye sacar la ropa y eso siempre me ha resultado muy violento, suficiente humillación es dejarse ver detrás de las rejas o con las esposas, o recibiendo un pedazo de pan y una taza de leche siempre a la misma hora, mientras tu te vas tan campante al seno de tu familia a compartir el alimento y las historias de la jornada laboral.
Pero lo peor, lo más incómodo, es pasar por el sector de castigo y ver a las compañeras de las que allí están, haciendo el aguante, acompañando, cebando algún mate compañero y solidario. A veces sus conversaciones te provocan incomodidad, si querés saber algo de la cárcel, ese es el lugar indicado para enterarte, quien entró, quien salió, que ingreso hubo en el Comcar, La Tablada o Libertad, quien es “compañera” de quien, quien tendrá visita conyugal y con quien, si habrá motines en algún lugar, si entró droga, si alguna se cortó.
Fui testigo de tres libertades de las cuales dos eran usuarias mías, de una quiero hablar, porque era distinta.
G. es una mujer interesante, inteligente y hasta atractiva, su manera de hablar indicaba haber pasado por la Universidad y así era, ella era profesional universitaria y su delito tenía relación con su profesión.
Luego de cumplir con sus años le llegó la tan ansiada libertad pero por alguna razón se venía demorando más de lo habitual, y esto hizo que en un momento de debilidad se cortara, por este hecho fue trasladada al Vilardebó, cosa que me entristeció mucho así que decidí ir a visitarla.
Era otra cárcel, ¿cual era la diferencia?, cuando llegué al sector donde internaban a las presas eso fue una fiesta, vinieron a mi en un abrazo efusivo ¡bibliotecaria que hacés acá!, fue divertido ser protagonista de aquello, pero más lindo fue cuando me dijeron ¿trajiste libros?.
No había llevado libros, había ido de visita, así que tomé pedidos y prometí volver tres días mas tarde.
Regresé libros en mano y algún bombón, una de ellas siempre esperaba que le llevara alguno y sucedió, estaba la orden firmada para que G. se fuera, estaba su hija, su compañero, su abogado, sus amigos todo abrazos, todo alegría, tan contagioso, tan raro.
Una libertad es algo imposible de describir, hablás mucho, llorás, abrazás, la alegría es tanta, G. me abrazó muchas veces, y a todos les decía: _ Ella es la bibliotecaria, contáles, contáles como es allá.
Estaban las funcionarias de Cabildo con la camioneta pronta par a llevarla a recoger sus cosas, firmar y despedirse de las compañeras, ellas también estaban emocionadas.
¿Alguien se acuerda que fui a llevar un libro?
Liana, Liana, ¿te puedo devolver el libro dentro de un mes?, porque ahora tenés que entender, por unos días me voy a dedicar a mi familia.
Sí, ella se acordó que fui a llevar un libro, y lo guardó, y dijo que lo leería. No lo sé, ya pasó un mes y no tengo novedades de ella, tampoco del libro y creo que no me importa, a fin de cuentas los libros también necesitan un poco de libertad.

Los niños también están presos

No se ahora luego de tantos meses si ese día fue gracioso o lamentable, pero ese día tenía que llegar, es una cárcel de mujeres, y muchas mujeres son mamás, y muchas mamás no tienen con quien dejar a sus hijos así que muchos hijos están ahí, con su mamá.
Era una niña de algo más de tres años, ya decía algunas cosas con claridad y le gustaba tocar todo como todo niño sano y normal, entró como el viento a la biblioteca, y seguramente en esa costumbre de ver tantas personas distintas, no tenía vergüenza, entró como si esa fuese su casa así que pensé que estaba acostumbrada a hacerlo, ese día yo estaba haciendo un gran descarte así que tenía varios libros sobre la mesa y los bancos, esa niña entró y tomó uno y empezó a hojearlo torpemente, la mamá entró rápido, la rezongó con dulzura y le sacó el libro
-No! - Le dije yo - déjala no molesta
- Pero lo puede romper
- No creo - le dije yo - pero no importa.
Parece que me había olvidado de un detalle al iniciar mi biblioteca y era exactamente ese, los niños, por supuesto no fue nada difícil solucionarlo, pero había un tema que me inquietaba, me preguntaba si las mamás le leerán, como sería eso, así que consulté con las mamás y luego con la funcionaria encargada de las actividades y en un par de semanas organicé un encuentro con cuenta-cuentos para que los niños tuvieran allí lo mismo que tenían los niños de mi biblioteca pública.
La encargada de la Biblioteca Aurelia Viera Licenciada Carla Gulart y la maestra Ana María Landeira se prestaron para esta tarea, llevaron alfajorcitos, compramos leche chocolatada y acondicionamos el salón de visitas, fueron casi todas las mamás, las que no estaban era porque usufructuaban alguna salida transitoria o laboral, y todos los niños del Establecimiento, incluyendo bebés. Comenzó la actividad.
La Licenciada Gulart tiene una vasta experiencia con niños de diferentes sectores sociales, pero esta vez era algo tan nuevo para ella como para mí.
Contó su tan querido y tantas veces contado “La bruja Violeta”, fui una niña más ese día.
Despertó curiosidad, soltó risas y rompió algún llanto, los niños se manifestaron de todas las maneras posibles, para los más chiquitos era algo feo, la idea de bruja era malo, para los más grandes era simpático, para las mamás era una bendición, ¿Quiénes eran esas tres mujeres que vinieron a interesarse por nuestros niños?, esa fue la pregunta que nunca tuvo respuesta, quizás porque no la teníamos, quizás porque como mujeres tenemos el vientre a pleno grito, quizás porque nos gusta, quizás porque sabemos hacer algo que es aplicable a ellas, no lo se, aún hoy luego de aquella experiencia solo oída alguna vez en algún encuentro donde Genevieve Patte selló a fuego en este corazón de arcilla aquello de “Si ellos no vienen a la biblioteca, bueno, la biblioteca irá a ellos”, es que podría comprender porque nos fue tan necesario hacerlo.
Al sábado siguiente, invitadas por la Licenciada Ana María Bavosi a su audición de radio “El Trompo” de El Espectador le contamos a la gente que las mamás que están presas están agradecidas a la sociedad de que esta se acuerde de sus niños y se den cuenta que hijos de este país en ese lugar antes de decir “Mamá”, muchas veces aprenden a decir primero “¡Guardia!¡ Puerta!”

Mujer-dios

Un libro lleva a otro y a otro, lleva a la inquietud del alma.
Este año el Código da Vinci ha sido el libro más polémico y pedido en todas las bibliotecas, en la mía por supuesto no podía ser la excepción pero no lo tenía y las listas de espera en las bibliotecas públicas era muy larga para esperarlo. Nunca había regresado a la cárcel con las manos vacías. Tenía que conseguirlo.
En la biblioteca pública Aurelia Viera había entablado una muy buena relación con mis usuarios.
Allí había comentado que me interesaba leer el Código pero que no tenía acceso a él, y grande fue mi sorpresa cuando a la semana siguiente una usuaria, junto con el libro que debía devolver, trajo el Código da Vinci.
_ Tomá te lo presto y tenés un mes para leerlo.
Lo leí en una semana y luego pensé, como haré para entrar a Cabildo con ese libro sin que me lo vean ya que si eso sucediera todos querrían leerlo y cómo haría para decir que no.
Decidí forrarlo y lo entré como cualquier libro cuando, vi a la chica que lo quería le dije:
_Tomá tenés quince días, cuidálo
Sin cruzar casi saludo con sus compañeras se fue a su celda y ya no supe de ella.
A partir de ese día cada dos noches la llamaba para saber como le estaba yendo con su lectura.
Cada llamada era una anécdota, un cuento. “Me fui corriendo a mi celda pedí que nadie me moleste y me acosté a leerlo, cuando lo dejaba de leer lo ponía debajo del colchón”
“Ayer P. me preguntó que estaba leyendo que me tenía tan concentrada y apartada del resto, lo bueno de estar presa es que podés decir ¡que te importa! Y nadie ofenderse, pero a P. le molestaba la luz, además a las diez de la noche pasa la guardia y te hace apagar todo, me las ingenié para poner la portátil cubierta con la sábana y así poder leer hasta tarde, al otro día casi me sancionan, no había forma de despertarme”
“Llegué a una parte que no entendí, creo que vas a tener que conseguirme algo que me explique estas cosas”
“¿Vos creés en Dios?”
“Yo no puedo creer esto, ¿realmente pasó esto?, si ya se que es una novela pero… hay cosas que son de verdad, ahora, ¿habrá sido así?”
Llegó el día quince.
Ella entró con esa sonrisa que ilumina todo, alegre deportiva, con unas galletas de chocolate, de esas que me gustan a mi y con el Código bajo el brazo.
_ ¿Y, me porte bien?, revisalo
_ ¿Que te pareció?
_ No se que decir, el libro está muy bueno y obvio que Dios es mujer
_ ¿Te pareció eso?
Y aquí comenzó un diálogo donde las demás chicas intervinieron, evitamos hablar de EL LIBRO, pero se generó toda una polémica, quizás de las más ricas de las que he participado en cualquier ámbito, la mujer, su rol, sus funciones sociales, el ser madre, el ser esposa, las exigencias de una sociedad machista y ser mujer en prisión, esto último algo tan difícil de explicar.

De las que estábamos ahí solo dos habíamos leído el Código pero fue suficiente para ver cuántas inquietudes se transforman en un diálogo, una discusión que fortalece. La mujer suele, no solidarizarse sino, corporativizarse, “nosotras somos así” y no creo que esta situación pueda negarse.
Tener un hijo, una familia, una pareja o una pequeña esperanza, ellas no se quedan quietas, muy pocas presas están sin actividad, siempre hay algo para hace y saber, ellas creen que por el solo hecho de ser mujer ya se tiene una ventaja.
La charla, la discusión derivó en la búsqueda de otra literatura que satisficiera esos vacíos, esos baches, esas inquietudes, la mujer en prisión, convenimos en que leamos lo que leamos el tema de la libertad y de la grandeza del género no podíamos medirlo, agotarlo, explicarlo, solo sabíamos como mujeres que estar ahí, como presas, como funcionarias, como civiles colaborando era algo, por descarte, necesario. Las unas para purgar la culpa de la sociedad, las otras para justificar la existencia de un edificio que encierra personas, las últimas para acompañarlas en el camino de la liberación.
Ese día nos recomendamos leer diferentes autores, prestigiosos, mediáticos o populares, pero creo que la mejor recomendación estuvo, esa noche, a orillas de las almohada.

Un dibujo por una sonrisa

M. es, seguramente, una de las muchachas de aspecto más agresivo y viriles que he visto en la cárcel. En un principio hablar con ella no fue tan difícil ya que, de pocas palabras, su manera de relacionarse conmigo fue a través del las caricaturas.

Un día entró a la biblioteca y sin mirar a nadie se puso a dibujar en el pizarrón, yo la observaba mientras terminaba de inventariar algunos libros, su primer caricatura era un corazón con algunas cosas cubriéndolo y una cinta atravesándolo, sobre esa cinta estaba escrito dos letras, el otro dibujo era una mujer al estilo Tomb Rider con una espada de fuego en sus manos.
Cuando terminó me miró y esperé a que me dijera algo, al ver que no lo hacía halagué su dibujo y entablamos una conversación en la cual pude saber que era madre de una pequeña niña, que estaba allí por el delito de rapiña, que le quedaban tres años y que tenía un oficio no tradicional para ser mujer.
Dijo que no le gustaba leer pero que de todas maneras se llevaría un libro, eligió una novela romántica.

Me extrañó que al pasar los días no viniese ni a devolver el libro ni a dibujar o charlar, pero lo que más me extrañaba era esa forma de mirarme que tenía cada vez que nos cruzábamos en el patio.
Un día yo me retiraba y cuando iba a pasar la última puerta se interpuso en mi camino y muy cerca de mi rostro preguntó:
_ ¿quién es tu chica? ¿quien-es-tu-chica?
Creo haber recibido todo tipo de preguntas a lo largo de mis jóvenes 35 años pero nunca una así.
Se debe haber notado mi palidez pues mi asistente con una sonrisa cálida me miró y dijo luego de salir de allí:
_ No te preocupes, te está probando
Supongo que estas cosas suceden el hecho es que me molestaba lo que estaba pasando porque de hecho no lo lograba comprender, ¿cual era su molestia?.
A los dos días cuando regresé sucedió lo mismo, volvió a hacerme la misma pregunta pero aclaró:
_ Mi chica es C. P.
Claro, creo que ahora comprendía, C.P. era una de mis usuarias más asiduas, pero de un tiempo a esta parte había dejado de asistir a la biblioteca, solíamos hablar mucho.

Para las personas que están en esta lugar hay situaciones que pueden representar una amenaza, el hecho de venir de afuera, de tener una profesión, de traer novedades, de ser mujer, puede muchas veces resultar atractivo tanto como amenazante. En este caso así sucedió.
El hecho es que no quería verme involucrada en una situación de este tipo pero tampoco quería perder a quien era mi usuaria y eventualmente a M. que podría llegar a serlo. Me enfoqué en recordar que le gustaba, tal vez alguna debilidad que yo pudiera manejar y vino a mi mente las caricaturas, entonces cuando dispuse de poder entrar a Internet hice una búsqueda de las caricaturas similares a las que ella dibujaba, cuando las encontré las imprimí y se las llevé.
_ Tomá es para vos
_ ¿Qué es esto?
_ No sé fijate
Parece una cosa tan pequeña, quizás tan tonta, el hecho es que M. me devolvió una sonrisa que significó todo, se dio media vuelta y se fue, a medio camino se detuvo ,se volvió, me miro y dijo: _ Gracias.
Hoy, cada vez que paso a su lado M. me sonríe, C. P. volvió a la biblioteca, y yo creo que aprendí algunas cosas más de la función del bibliotecario, esa que a lo mejor me esta enseñando otras cosas y que tienen que ver más con la vida.

Desafío

Cuando con mi asistente terminamos de inventariar y clasificar todo el acervo de la biblioteca sentía que quedaba de manifiesto mi inexperiencia en este tipo de servicios ya que me preguntaba, ¿cual es el siguiente paso en este lugar?, ¿cómo usarán mi biblioteca?; para algunas cosas parece que la vida tuviera un orden exacto, cada situación, cada hecho en su lugar y su momento, ¿es que antes de la biblioteca no existían necesidades de información? Es que luego de terminada la biblioteca hubo una desmedida demanda de material de estudio, de literatura de autoayuda, de psicología, de entretenimiento y caí en la cuenta que contaba con menos de la mitad de lo que me solicitaban si bien disponía de material ampliamente abarcativo, me faltaban títulos.

Llegó la hora del desafío.
Un grupo de reclusas comenzaban sus clases de Filosofía y el docente les dió una bibliografía básica para que fueran leyendo pero sugirió que sería bueno contar con determinado libro que desgraciadamente era muy difícil de encontrar ya que su edición estaba agotada por lo tanto debían arreglarse con otros libros. Las estudiantes dijeron que ellas tenían una bibliotecóloga que les conseguía todo lo que pedían así que seguramente contarían con ese libro. El profesor dijo que si conseguía ese libro entonces ellas realmente tenían una bibliotecóloga.

Ellas me transmitieron ese pedido y los comentarios de aquel profesor a lo que respondí que no había libro que se me resistiera y que realmente yo lo iba a conseguir.

Ese no fue el único pedido del día, una chica pidió información legal sobre tutela de menores y otra sobre negocios por Internet ya que e se dedicaba a la compra-venta de antigüedades.

Una última manifestó estar haciendo una crítica sobre Mario Benedetti y quería información al respecto.
Tenía una semana para resolver esos pedidos.
El material sobre Benedetti lo saqué de las bibliotecas públicas, la información sobre negocios en internet, específicamente lo hice a través de una búsqueda e impresión de la página que me pareció más amigable para que ella se pudiera manejar desde la cárcel ya que en sus salidas podía preparar los archivos para cargar en dicha página, la información legal no hubo mayores inconvenientes recurriendo a Facultad de Derecho, pero el libro de Filosofía era el real desafío.

Realmente estaba agotado y se había complicado la búsqueda porque en las bibliotecas públicas no estaba y de la biblioteca de secundaria no lo podía sacar prestado así que recurrí a mis compañeros de distintas generaciones con los cuales tenía ese trato de confianza como para pedirlo, lo conseguí. Una compañera trabajaba en una biblioteca privada y lo tenía así que me lo prestó, solicité permiso en la IMM para poder fotocopiarlo, luego una bibliotecóloga amiga ofreció enrularlo en su biblioteca para que esté mejor presentado y lo hicimos.En tres días el profesor tenía el libro en sus manos, su comentario fue “con esta biblioteca lo único que tienen que hacer ustedes es estudiar”

Día de la mujer

Faltaba una semana para el 8 de marzo, Día de la Mujer.
En Cabildo hay un movimiento social muy grande, la cooperativa de trabajo, la huerta hidropónica, los talleres, las clases, trabajan intensamente para integrar a la mujer, capacitarle, brindarle apoyo moral y económico.
Esto hace que ellas estén integradas de diferentes maneras, y el sentir de lo femenino, de los derechos, de sus obligaciones como madres, de sus reales posibilidades de reinserción, aunque en grupos separados, lo sienten conjuntamente.

El 8 de marzo del 2005, en el marco de un nuevo gobierno, quedaría instalada la bancada femenina bicameral y con motivo de esto diversas agrupaciones femeninas de nuestro país participarían de lo que sería una verdadera fiesta en el Palacio Legislativo.

Las presas de Cabildo también querían participar de aquel gran evento, para esto decidieron elaborar un documento, uno que marcara un precedente en cuanto a la relación Presas-Estado.
Una tarde una representante de los tres grupos más diferenciados de Cabildo se hizo presente en la biblioteca a plantearme que sentían la necesidad de contar con mi colaboración para buscar información y redactarlo. A menos de tres días del 8 de marzo me vi en el compromiso y el orgullo de participar, de formar parte y de haber sido considerada en esta propuesta.

No había mucho tiempo por lo tanto nos limitamos a hacer una búsqueda en Internet, y así hecho encontramos un documento en España que nos pareció muy apropiado y que nos ayudó a elaborar el nuestro. Este fue efectivamente presentado aquel día de la mujer y ha servido como uno más de los insumos que acompañaron a un gran encuentro de autoridades, reclusas y prensa para la instauración de la primera cooperativa social de nuestro país, que nació en Cabildo mismo.

Aquel día nos invitaron formalmente a integrar dicha cooperativa, la argumentación fue que poseíamos saberes que eran necesarios y útiles para intercambiar como grupo de trabajo.

Hoy por hoy y tras aquella experiencia nos hemos relacionado de una forma más integral con las diferentes autoridades del Ministerio del Interior y la clase política y eso ha hecho que, como decía Phil Koons, comprendiéramos que los bibliotecarios de cárcel también deben adaptarse a las diferentes necesidades de los usuarios, sabiendo entretejer distintos elementos y acontecimientos, saber tratar oportunamente a los presos, las autoridades, los políticos, los empresarios.

La elaboración de aquel documento fue una experiencia con una carga de responsabilidad muy grande. El día después, se podría decir, ya era una más en el mapa de esta Institución, y aunque muchos hechos ya habían hecho entremezclarnos con las presas, hoy hay una sensación de “nosotras” incluyendo al personal de la ONG, los docentes, funcionarios, y la Dirección Nacional de Cárceles.
A veces no se trata de no equivocarse en un libro, conseguir la información puntual, o estar dispuestos a una buena o necesaria charla, a veces, las más, solo se trata del compromiso, de una creencia de que esto es posible.

Mejor no saber

V. mandaba pedir “libros gordos” novelas de gran porte y no cualquier novela, a ella le gustaba la literatura clásica o de la que contara con buena crítica, era una de mis usuarias preferidas porque, aunque no la conocía porque ella no salía de su sector, la estaba conociendo a través de mensajes y de la literatura, devolvía puntualmente y siempre me mandaba decir lo agradecida que estaba por encontrarle y mandarle lo que ella quería, ya que sabía que muchas veces los libros tenía que traerlos de otras bibliotecas, nunca dejaba de encontrar lo que ella me pedía.

Usualmente yo llamaba a mi asistente para ver si estaba todo en orden o si le habían hecho algún pedido para luego, antes de ir a la cárcel, llevar lo solicitado. A veces quien me atendía el teléfono era V. y nos quedábamos charlando de los libros, la vida, Dios.
V. no era muy querida en su sector.

La convivencia entre tantas mujeres no es fácil, las mujeres no son tan sencillas como los varones, a veces convivir es todo un arte.
Supe que V. era una persona “especial”, sin embargo a mi me caía bien, una chica inteligente, preparada y de buena conversación.

Un día mis usuarias estaban charlando en la biblioteca hasta que en un momento dado el tono de la conversación fue cambiando al punto de llegar a la discusión, el tema tenía relación con V. y yo salí en su defensa, se me sugirió que no tuviera amistad con ella, yo dije que para mi eran todas iguales, la molestia de mis usuarias contra V. era tan grande que me “amenazaron” con decirme la razón por la cual ella estaba en la cárcel, cual había sido su delito.
Cuando trabajás en la cárcel tenés que olvidarte de ciertas cosas, ver a las personas como las ves en la calle, sin pasado, sin historia, si en una biblioteca tradicional no preguntarías a tus usuarios por sus vidas, por su pasado, ¿por qué hacerlo en la cárcel? por otro lado conocer el delito por el cual están condenados condicionaría tu modo de relacionarte con ellos.
A veces una es terca.
La discusión continuó y decidieron darme un “escarmiento”, yo no debía entrometerme en sus asuntos.
¿Sabés lo que hizo V.?, mató a su bebé!!

Tuvieron que pasar casi cinco meses para que yo pudiera volver a prestarle un libro, ya no conversé más por teléfono con ella y me cuesta sonreírle.
Y si trabajara con hombres ¿Cómo atendería a un violador?, cuando trabajás en la cárcel no te conviene saber que es lo que hicieron para llegar ahí, nadie está excento de verse condicionado ante la conducta, el hecho, el delito que cometió quien lee los mejores clásicos, quien te entrega puntualmente, quien tiene la más linda de las conversaciones.

Un libro correcto

El conocimiento de la colección por parte del bibliotecario no parece ser estrictamente obligatorio en una biblioteca tradicional ya que con el sistema de catálogo o con las tradicionales fichas uno puede remitirse a una búsqueda a través del autor, el tema o el título satisfaciendo así las necesidades del usuario. Diferente es la biblioteca de cárcel, más allá de los catálogos de los que se puedan disponer, conocer la colección es lo mismo que decir conocer tu casa.
Esa biblioteca no debe tener secretos porque a veces, las más, el recluso solo cuenta con unos minutos para acercarse a ella a buscar “algo” que, generalmente, no saben a ciencia cierta que es.

Es el caso en que en una oportunidad entró una reclusa, usuaria y de las más asiduas lectoras a la biblioteca y que acostumbraba a pedir exactamente lo que quería, sabiendo encontrar por ella misma sus libros.
Ese día M. decidió manifestarme una inquietud puntual, tenía necesidad de escribir, de contar las cosas que le estaban pasando, pero en forma de poesía y no sabía si quería una técnica convencional, o hacerlo a su manera, pero necesitaba saber cómo hacerlo. Puntualmente pidió algo que la inspirase, algo que la guiase, algo que le pudiera parecer similar a lo que ella escribiría. Esta inquietud me pareció muy particular máxime que lo que ella quería era expresar sus sentimientos y sensaciones que nada tenían que ver con su situación de encarcelamiento, sino con otro tipo de sensaciones y que tenía ganas de transmitirlas.

Hacía poco habían donado un libro de poesía griega contemporánea, mirando lo que contenía consideré que podía ser adecuado y que ese libro respondería mejor a su necesidad, se lo presté. Esto sucedió un martes.

El mismo viernes de esa semana M. entró a la biblioteca distinta a como acostumbraba a hacerlo, sonriente, contenta y bromista, ese día entró atropellada y enojada, realmente enojada y en su rostro encontré un dejo de triste incomprensión, tiró el libro sobre la mesa y me dijo “estoy presa y estoy mal, te pedí algo que me ayude a escribir y me prestaste un libro que habla de muerte y dolor, de la soledad ¿por qué me haces esto?.

El error en la mala elección de ese libro, si bien fue subsanado charla mediante, ha provocado una herida incurable, una cicatriz en el corazón ajeno y mío porque ¿Quién puede medir el dolor y la tristeza de, a solas con la conciencia y los sentimientos, no encontrar tras la chorrera de tinta la idea, la palabra, el sentimiento que se busca cuando todo tu ser gira entorno al encuentro de “eso” que te saque del dolor, del encierro, de la soledad.

Muchas experiencias hermosas he tenido en relación a mis presas, experiencia que harían enorgullecer al más avezado de los bibliotecólogos.
Hoy M. me sonríe siempre, ya no me equivoco, creo, luego de ese día que no pude definir o distinguir lo que ella quería. Si ya conozco mi biblioteca o a mis usuarias no lo se pero de los 15 libros que ya lleva leídos M. solo dos le presté mal, ese fue el último.

Experiencias de vida en una biblioteca de cárcel: el caso Cabildo, cárcel de mujeres de Montevideo

"Libertades con olor a papel y tinta", tal es el nombre del proyecto de grado para obtener la licenciatura en bibliotecología que elegí, la creación de una biblioteca en una cárcel, la cárcel de mujeres de Montevdeo-Uruguay.

Realmente no ha sido facilir describir, relatar lo que se vive en una biblioteca que se encuentra dentro de una cárcel, de hecho, ya no es fácil contar anécdotas pero el caso de las bibliotecas de cárceles le hacen a uno prestar atención a detalles que no sé si en todas las expresiones de la vida uno lo haría con tanta prontitud o detalle.

Las experiencias que se describen aquí son tan solo algunas de tantas que guardé en mi corazón y que, seguramente serán comprendidas por quienes viven estas cosas como algo especial, único, con el dolor de nunca poder comprender las miserias humanas, el sistema carcelario y el profundo valor de la libertad, que hoy como bien de cambio deviene en, según los grupos sociales, otra forma de vivir, muchas veces hasta en una opción.

Convenio MIN, MEC, ANEP



En el marco de las acciones del Plan Nacional de Lectura desarrollado por el MEC, se invitó a instituciones, profesionales y público en general, sensibilizados en el uso de la lectura como herramienta de inclusión social y desarrollo humano, al acto de firma del convenio entre esta Secretaría de Estado, el Ministerio del Interior y la Administración Nacional de Educación Pública el día 24 de abril de 2007, en el Establecimiento Correccional y de Detención Para Mujeres. De esta manera se apoyará la creación de bibliotecas y espacios de lectura a través de la dotación de acervos bibliográficos y acciones de formación y asesoramiento en animación a la lectura, en establecimientos dependientes de la Dirección Nacional de Cárceles.
Acuerdo entre el Ministerio de Educación y Cultura , Ministerio del Interior (Dirección Nacional de Cárceles, Penitenciarías y Centros de Recuperación) y la Administración Nacional de Educación Pública En Montevideo, a los 24 días del mes de abril de 2007. Por una parte: el Ministerio de Educación y Cultura, representado en este acto por el Sr. Ministro de Educación y Cultura, Ing. Quím. Jorge Brovetto. Por otra parte: el Ministerio del Interior, representado en este acto por la Ministra del Interior, Mtra. Daisy Tourné. Y por otra parte la Administración Nacional de Educación Pública, representada en este acto por el Presidente y Director Nacional de Educación Pública, Dr. Luis Yarzábal: convienen en celebrar el presente acuerdo que se regirá por las siguientes disposiciones: PRIMERA: Objeto.El Ministerio de Educación y Cultura, en el marco del Plan Nacional de Lectura, a través del cual promueve, articula y divulga acciones en favor de la lectura y escritura como herramientas de inclusión social y desarrollo humano, la Administración Nacional de Educación Pública a través de su Programa de Educación de Jóvenes y Adultos y la Dirección Nacional de Cárceles, Penitenciarías y Centros de Recuperación en su misión de trabajar por la rehabilitación de la población carcelaria, acuerdan lo siguiente: SEGUNDA: Obligaciones.El MEC , a través del Plan Nacional de Lectura (PNL) se compromete a: I) Dotar de acervos bibliográficos a los establecimientos de la Dirección Nacional de Cárceles, Penitenciarías y Centros de Recuperación.II) Realizar la entrega de libros a nivel nacional, utilizando para ello los servicios de la Administración Nacional de Correos. La Biblioteca Nacional, se compromete a :I) Colaborar en la organización de bibliotecas y espacios de lectura en establecimientos carcelarios bajo la supervisación de bibliotecólogos.II)Asesorar y supervisar la pertinencia de los acervos a distribuir. El PNL y la Biblioteca Nacional :I) Promoverán instancias de formación en animación a la lectura y escritura para los encargados de los espacios de lectura conformados en el ámbito carcelario. II) Procurar el apoyo de los gobiernos departamentales en todas las etapas de la implementación de este convenio.III) Articular entre diferentes actores estatales y civiles la posibilidad de proveer de insumos a los talleres carcelarios involucrados en este convenio. La Dirección Nacional de Cárceles, Penitenciarías y Centros de Recuperación se compromete a: I) Propiciar y apoyar la creación de bibliotecas y espacios de lectura en establecimientos carcelarios.II) Propiciar conjuntamente con el MEC la concurrencia de profesionales vinculados a la temática de la lectura, escritura y bibliotecas para actuar como agentes motivadores.III) Colaborar -en la medida de sus posibilidades-, en el proceso de restauración de material de lectura a partir del trabajo voluntario de reclusos capacitados en los talleres asistidos por el Consejo de Educación Técnico Profesional.IV) Colaborar en la gestión de los espacios de lectura con la impresión de los insumos necesarios para dicho fin.V) Colaborar con la fabricación de mobiliario, a través de los talleres de carpintería y herrería para bibliotecas y espacios de lectura asistidos por el Plan Nacional de Lectura.VI) Difundir el Plan Nacional de Lectura mediante la colocación de afiches, boletines y material informativo en establecimientos carcelarios. La Administración Nacional de Educación Pública a través de la Dirección del Programa de Educación de Jóvenes y Adultos se compromete a : I) Disponer que los docentes asignados en las cárceles de todo el país colaboren en el uso y difusión de los acervos a entregar.II) Disponer que los docentes asignados en las cárceles de todo el país contribuyan a crear condiciones para la formación de responsables de los espacios de lectura, promoviendo el funcionamiento autónomo de los mismos.Tercera: Plazo.El plazo establecido por el presente acuerdo, será de dos años contados a partir del día de su vigencia, con renovación automática, por igual período de tiempo.
Cuarta: VigenciaEl presente acuerdo se considera vigente desde la fecha de su suscripción. Quinta: RescisiónCada una de las partes intervinientes en este acuerdo, podrá denunciar el incumplimiento en que hubieran incurrido las otras, notificándolas con una antelación no menor a 60 días. Sexta: Actas.Como constancia y aceptación de lo estipulado anteriormente se firman tres originales de este acuerdo los que quedarán en poder de las partes intervinientes. Los comparecientes aseguran la existencia y vigencia de las representaciones invocadas, así como las facultades bastantes de su representación.

La biblioteca y la cárcel: ¿incompatibles?

El tema de la lectura en la cárcel ha sido largamente desarrollado a lo largo y ancho de este mundo, pero, en Uruguay este tema ha pasado por lo meramente descriptivo salvando algunas expresiones de intervención que han pasado por los trabajos curriculares de los alumnos de bibliotecología o los proyectos de grado de los mismos en relación a la obtención del título de Licenciado en Bibliotecología.
Desde esta disciplina y una vez profesionales, no se ha logrado una incidencia ni una implicancia salvo una única experiencia que se está realizando desde un comienzo voluntario y honorario hasta hoy haber logrado institucionalizar este trabajo desde un convenio firmado el 24 de abril de 2007 entre el Ministerio de Educación y Cultura y el Ministerio del Interior de nuestro país, en este convenio se pretende/intenta crear, organizar y apoyar a bibliotecas dentro de los establecimientos carcelarios.
En este sentido la primer biblioteca creada desde lo profesional fue la formada en el año 2003 en la cárcel de mujeres de Montevideo, teniendo un impacto sujeto al momento muy importante.
Llegado el año 2007, nos encontramos con que esa biblioteca hay que rehacerla ya que por variables atentas a la situación carcelaria, aquella biblioteca fue suprimida en su espacio, debiéndo hoy comenzar de nuevo.
En el marco del convenio nombrado y junto al trabajo de Red de Bibliotecas Populares que venimos desarrollando es que nos hemos acercado al Pabellón Femenino de la Cárcel Departamental de Canelones, allí un grupo de reclusas y el equipo asignado para esta tarea estamos trabajando concretamente en la creación de la biblioteca desde su inicio pleno, es decir, de los estantes con libros viejos que allí encontramos pretendemos al finalizar el año poner a funcionar una biblioteca acorde al contexto en que se encuentra.
También comenzamos un trabajo en el Centro Nacional de Rehabilitación, primer experiencia en cárcel de varones, aquí la tarea apenas sí comienza y las expectativas son muy grandes ya que el dominio sobre lo femenino en el sentido de empatía cambia aquí radicalmente ya que desconocemos totalmente la visión del varón en prisión pero confiamos en que sea una experiencia no solo positiva para ellos sino para nosotras mismas en el camino de llevar no el libro a la cárcel sino el hábito de visitar la biblioteca al recluso.
En el Departamento de Artigas la experiencia de biblioteca en la cárcel la lleva adelante una trabajadora de biblioteca popular con quien colaboramos y esperamos ir generando vínculos más fuertes.
Nuestros próximos pasos están detrás del ComCar, La Tablada (Montevideo), y la Cárcel Departamental de Cerro Largo.