miércoles, 27 de junio de 2007

Desafío

Cuando con mi asistente terminamos de inventariar y clasificar todo el acervo de la biblioteca sentía que quedaba de manifiesto mi inexperiencia en este tipo de servicios ya que me preguntaba, ¿cual es el siguiente paso en este lugar?, ¿cómo usarán mi biblioteca?; para algunas cosas parece que la vida tuviera un orden exacto, cada situación, cada hecho en su lugar y su momento, ¿es que antes de la biblioteca no existían necesidades de información? Es que luego de terminada la biblioteca hubo una desmedida demanda de material de estudio, de literatura de autoayuda, de psicología, de entretenimiento y caí en la cuenta que contaba con menos de la mitad de lo que me solicitaban si bien disponía de material ampliamente abarcativo, me faltaban títulos.

Llegó la hora del desafío.
Un grupo de reclusas comenzaban sus clases de Filosofía y el docente les dió una bibliografía básica para que fueran leyendo pero sugirió que sería bueno contar con determinado libro que desgraciadamente era muy difícil de encontrar ya que su edición estaba agotada por lo tanto debían arreglarse con otros libros. Las estudiantes dijeron que ellas tenían una bibliotecóloga que les conseguía todo lo que pedían así que seguramente contarían con ese libro. El profesor dijo que si conseguía ese libro entonces ellas realmente tenían una bibliotecóloga.

Ellas me transmitieron ese pedido y los comentarios de aquel profesor a lo que respondí que no había libro que se me resistiera y que realmente yo lo iba a conseguir.

Ese no fue el único pedido del día, una chica pidió información legal sobre tutela de menores y otra sobre negocios por Internet ya que e se dedicaba a la compra-venta de antigüedades.

Una última manifestó estar haciendo una crítica sobre Mario Benedetti y quería información al respecto.
Tenía una semana para resolver esos pedidos.
El material sobre Benedetti lo saqué de las bibliotecas públicas, la información sobre negocios en internet, específicamente lo hice a través de una búsqueda e impresión de la página que me pareció más amigable para que ella se pudiera manejar desde la cárcel ya que en sus salidas podía preparar los archivos para cargar en dicha página, la información legal no hubo mayores inconvenientes recurriendo a Facultad de Derecho, pero el libro de Filosofía era el real desafío.

Realmente estaba agotado y se había complicado la búsqueda porque en las bibliotecas públicas no estaba y de la biblioteca de secundaria no lo podía sacar prestado así que recurrí a mis compañeros de distintas generaciones con los cuales tenía ese trato de confianza como para pedirlo, lo conseguí. Una compañera trabajaba en una biblioteca privada y lo tenía así que me lo prestó, solicité permiso en la IMM para poder fotocopiarlo, luego una bibliotecóloga amiga ofreció enrularlo en su biblioteca para que esté mejor presentado y lo hicimos.En tres días el profesor tenía el libro en sus manos, su comentario fue “con esta biblioteca lo único que tienen que hacer ustedes es estudiar”

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