miércoles, 27 de junio de 2007

Mejor no saber

V. mandaba pedir “libros gordos” novelas de gran porte y no cualquier novela, a ella le gustaba la literatura clásica o de la que contara con buena crítica, era una de mis usuarias preferidas porque, aunque no la conocía porque ella no salía de su sector, la estaba conociendo a través de mensajes y de la literatura, devolvía puntualmente y siempre me mandaba decir lo agradecida que estaba por encontrarle y mandarle lo que ella quería, ya que sabía que muchas veces los libros tenía que traerlos de otras bibliotecas, nunca dejaba de encontrar lo que ella me pedía.

Usualmente yo llamaba a mi asistente para ver si estaba todo en orden o si le habían hecho algún pedido para luego, antes de ir a la cárcel, llevar lo solicitado. A veces quien me atendía el teléfono era V. y nos quedábamos charlando de los libros, la vida, Dios.
V. no era muy querida en su sector.

La convivencia entre tantas mujeres no es fácil, las mujeres no son tan sencillas como los varones, a veces convivir es todo un arte.
Supe que V. era una persona “especial”, sin embargo a mi me caía bien, una chica inteligente, preparada y de buena conversación.

Un día mis usuarias estaban charlando en la biblioteca hasta que en un momento dado el tono de la conversación fue cambiando al punto de llegar a la discusión, el tema tenía relación con V. y yo salí en su defensa, se me sugirió que no tuviera amistad con ella, yo dije que para mi eran todas iguales, la molestia de mis usuarias contra V. era tan grande que me “amenazaron” con decirme la razón por la cual ella estaba en la cárcel, cual había sido su delito.
Cuando trabajás en la cárcel tenés que olvidarte de ciertas cosas, ver a las personas como las ves en la calle, sin pasado, sin historia, si en una biblioteca tradicional no preguntarías a tus usuarios por sus vidas, por su pasado, ¿por qué hacerlo en la cárcel? por otro lado conocer el delito por el cual están condenados condicionaría tu modo de relacionarte con ellos.
A veces una es terca.
La discusión continuó y decidieron darme un “escarmiento”, yo no debía entrometerme en sus asuntos.
¿Sabés lo que hizo V.?, mató a su bebé!!

Tuvieron que pasar casi cinco meses para que yo pudiera volver a prestarle un libro, ya no conversé más por teléfono con ella y me cuesta sonreírle.
Y si trabajara con hombres ¿Cómo atendería a un violador?, cuando trabajás en la cárcel no te conviene saber que es lo que hicieron para llegar ahí, nadie está excento de verse condicionado ante la conducta, el hecho, el delito que cometió quien lee los mejores clásicos, quien te entrega puntualmente, quien tiene la más linda de las conversaciones.

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